La canción compañera, hermosa, esperanzadora
y combativa nos conduce siempre hasta los extraños y variados parajes de donde
emana su fuente, allí donde acuna la ternura, la solidaridad, el amor y la
amistad, que son sin duda, las más altas y mejores cualidades, a las que
cualquier ser humano debe aspirar para vivir y transitar estos caminos difíciles
y confusos. La canción de la que les hablo, aparece siempre para esclarecer
conciencias, como un antídoto sensible frente a la amnesia que nos deshumaniza,
tocando a veces el fondo de las más duras realidades, pero también alentando y
exaltando los tapices profundos de las almas de quienes la sienten, la escuchan
y la cantan.
Por ésta y muchas otras razones en tiempos de revolución, es que hoy, con el corazón tibio afirmamos: ¡habrá canción!
Evy Ferrer